Introducción
El uraco es una estructura que se extiende desde la cúpula vesical hasta el ombligo. Normalmente involuciona tras el nacimiento, originando el ligamento medio umbilical1,2 pero, en el caso de que esta regresión no fuese completa, pueden aparecer patologías relacionadas con el uraco. Presentamos el caso de un paciente con un quiste uracal infectado que ha provocado además una fístula colovesical.
Caso Clínico
Varón de 27 años, sin antecedentes personales de interés, que acudió a Urgencias por disuria de 12 días de evolución asociado a fiebre de 39ºC en las últimas 24 horas. La orina no presentaba productos patológicos macroscópicos y no se habían producido cambios en el hábito intestinal. A la exploración, el paciente se encontraba hemodinámicamente estable, con cierto dolor a la palpación de hipogastrio. No se apreciaban signos inflamatorios ni exudado a nivel umbilical. En la analítica destacaban 19.000/μl leucocitos con neutrofilia y PCR de 52,2 mg/dl. El urocultivo extraído fue negativo.
Se realizó una TC abdominopélvica con contraste intravenoso que informó de la presencia de una fístula vesico-sigmoidea de trayecto grueso con contenido abscesificado intravesical, de 46 x 78 mm, probablemente secundario a diverticulitis aguda, sin excluir causa tumoral subyacente (Figura 1). Se decide solicitar RMN pélvica para completar el estudio, donde se evidenció un quiste de uraco sobreinfectado, con fistulización a mesosigma y posiblemente a asa de colon sigmoideo (Figura 1) el cual era el causante de la sintomatología del paciente.
Con este diagnóstico de sospecha, se decide intervenir al paciente, realizándose una laparotomía media suprainfraumbilical donde se evidenció un uraco engrosado (Figura 2 y 3) hasta su inserción en la vejiga urinaria y fistulizado a colon sigmoide. Se llevó a cabo una cistectomía parcial, resección del uraco (Figura 4) y resección segmentaria del colon sigmoideo fistulizado a la tumoración del uraco. Para la reconstrucción del tránsito intestinal se confeccionó una anastomosis término terminal manual.
El paciente siguió un curso postoperatorio correcto, recibiendo el alta hospitalaria a los 10 días. El estudio anatomopatológico mostró una lesión compatible con un quiste uraco-vesical con inflamación aguda y fistulización.
Discusión
Las anomalías uracales son raras tras el nacimiento presentándose la gran mayoría en niños menores de dos años (0,063% de los adultos)1. Entre las anomalías del uraco encontramos la persistencia del uraco, grupo más frecuente, en el cual la estructura tubular se encuentra intacta, manteniendo su luz; sinus uracal (el extremo umbilical no se oblitera), divertículo del uraco (el extremo vesical no se oblitera), quiste del uraco y sinus alternante, que puede drenar hacia el ombligo o la vejiga2.
El quiste de uraco consiste en la obliteración de ambos extremos persistiendo la luz central tubular. Es la variedad más común en adultos, siendo la infección su presentación habitual3. La mayoría de ellos son asintomáticos y, en caso de infección, producen una sintomatología inespecífica: dolor abdominal, fiebre, supuración umbilical o disuria. Si no se trata, crece lentamente pudiendo drenar a través del ombligo, la vejiga o ambos1. Es necesario una historia clínica apoyándonos en pruebas complementarias como la ecografía, la tomografía computerizada o la resonancia magnética. Debido a la posibilidad de transformación maligna de los remanentes uracales, el tratamiento definitivo debe ser una resección quirúrgica completa del quiste uracal4.
Las fístulas colovesicales son una comunicación anormal entre el colon (generalmente sigma) y la vejiga urinaria, cuya etiología más común es la diverticulitis seguida del adenocarcinoma de colon5. Esto explicaría la sospecha inicial en las imágenes de la TC. El diagnóstico se realiza por sintomatología infecciosa urinaria como son la fecaluria y la neumaturia, ausentes en nuestro paciente. La presencia de aire intravesical en la TC abdominal confirmaría dicho diagnóstico. El tratamiento de elección es quirúrgico con resección total o parcial de la vejiga muchas ocasiones6.
En conclusión, el diagnóstico preoperatorio del quiste de uraco sigue suponiendo un reto debido a su baja prevalencia y a la variabilidad de presentación clínica. El tratamiento consiste en una resección quirúrgica dada la posibilidad de malignización.