Quiñones Sampedro JE, López Sánchez J. Vía biliar laparoscópica: de la evidencia a la práctica. Cir Andal. 2025;36(4):372-378. DOI: 10.37351/2025364.6
Fecha de recepción: 03 Diciembre 2025
Fecha de aceptación: 08 Diciembre 2025
Fecha de publicación: 17 Diciembre 2025
Páginas: 372-378
JE Quiñones Sampedro
Unidad HBP y Trasplante de Páncreas Complejo Asistencial Universitario de Salamanca.
J López Fernández
José Quiñones Sampedro
Hospital Universitario de Salamanca
37007 Salamanca
joseequisampedro@gmail.com
Introducción: La coledocolitiasis asociada a colelitiasis es una entidad frecuente cuyo manejo tradicional se ha basado en procedimientos secuenciales con colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) y colecistectomía. La exploración laparoscópica de la vía biliar (ELVB) ha emergido como una alternativa eficaz y resolutiva en un solo tiempo quirúrgico.
Objetivo: Revisar la evolución técnica, la evidencia disponible y las innovaciones recientes que han consolidado la ELVB como procedimiento seguro, reproducible y basado en evidencia.
Métodos: Revisión narrativa de la literatura científica publicada entre 1991 y 2025, incluyendo ensayos clínicos, series multicéntricas y recomendaciones de guías clínicas europeas y nacionales.
Resultados: La ELVB ofrece tasas de limpieza biliar equiparables a la CPRE, con menor estancia hospitalaria y sin necesidad de esfinterotomía. Las técnicas transcísticas, apoyadas en el uso de colangioscopia digital, litotricia láser de holmio y energía electrohidráulica, han ampliado sus indicaciones. La implementación de estrategias como LATEST y programas formativos estructurados ha permitido aumentar el éxito transcístico y reducir la morbilidad.
Conclusiones: La ELVB constituye actualmente una opción quirúrgica consolidada para el tratamiento definitivo de la coledocolitiasis. Su incorporación sistemática en los servicios de cirugía general permite resolver la litiasis biliar en un solo acto, con alta seguridad y eficiencia asistencial.
Palabras clave: cirugía laparoscópica, coledocolitiasis, colangiografía intraoperatoria, exploración biliar transcística, litotricia láser, técnica LATEST.
Introduction: Choledocholithiasis associated with cholelithiasis is a common condition whose traditional management has relied on sequential procedures involving endoscopic retrograde cholangiopancreatography (ERCP) followed by cholecystectomy. Laparoscopic bile duct exploration (LBDE) has emerged as an effective alternative that provides definitive treatment in a single surgical procedure.
Objective: To review the technical evolution, available evidence, and recent innovations that have established LBDE as a safe, reproducible, and evidence-based procedure.
Methods: Narrative review of scientific literature published between 1991 and 2025, including clinical trials, multicenter series, and recommendations from national and European clinical guidelines.
Results: LBDE offers bile duct clearance rates comparable to ERCP, with shorter hospital stays and no need for sphincterotomy. Transcystic techniques, supported by digital cholangioscopy, holmium laser lithotripsy, and electrohydraulic lithotripsy, have expanded their indications. The implementation of strategies such as LATEST and structured training programs has increased transcystic success rates and reduced morbidity.
Conclusions: LBDE is now a well-established surgical option for the definitive treatment of choledocholithiasis. Its systematic incorporation into general surgery departments enables the resolution of biliary lithiasis in a single step, ensuring high safety and clinical efficiency.
Keywords: laparoscopic surgery, choledocholithiasis, intraoperative cholangiography, transcystic bile duct exploration, laser lithotripsy, LATEST technique.
La coexistencia de cálculos en la vesícula biliar y el colédoco ocurre en aproximadamente el 10–15% de los pacientes con colelitiasis con mayor frecuencia en pacientes de edad avanzada[1].
En contextos de urgencia como la colecistitis aguda, este escenario es cada vez más común y suele presentarse en pacientes ancianos y con comorbilidades, lo que exige un manejo multidisciplinar y el desarrollo de estrategias quirúrgicas que permitan resolver a los pacientes en centros con menor dotación y menor acceso a las técnicas entendidas como las tradicionales (CPRE + colecistectomía).
Habitualmente, el tratamiento de la coledocolitiasis requería la realización de dos procedimientos diferentes. Primero, se llevaba a cabo una colangiopancreatografía endoscópica retrógrada (CPRE), técnica diseñada para identificar y extraer los cálculos presentes en el colédoco. Posteriormente, tras la resolución de la obstrucción biliar, el paciente debía someterse a una colecistectomía, que podía realizarse por vía laparoscópica o laparotómica.
Esta estrategia implicaba la necesidad de coordinar dos intervenciones, lo que suponía un mayor tiempo de hospitalización, incremento de los recursos sanitarios empleados y una posible demora en la resolución definitiva del problema biliar, especialmente en pacientes con comorbilidades o en contextos de urgencia como la colecistitis aguda.
La introducción de la cirugía laparoscópica de la vesícula biliar y el abordaje pionero de las coledocolitiasis en un solo tiempo a principios de la década de 1990 abrió una nueva vía para resolver ambos problemas en una sola intervención.
En este documento se relata a modo de historia científica, la evolución de la exploración laparoscópica de la vía biliar (ELVB) desde los primeros intentos en los años 90 hasta las técnicas de vanguardia en 2025, integrando evidencia clínica, avances tecnológicos (láser, técnicas LABEL/LATEST)[2],[3] y formación quirúrgica y mentorización.
Bajo la guía de pioneros como el Prof. Alberto Martínez-Isla – referente internacional en cirugía biliar compleja – se han refinado técnicas que hoy permiten un tratamiento seguro y eficaz de la coledocolitiasis durante la colecistectomía laparoscópica[3],[4].
El resultado de décadas de innovación es un abordaje mínimamente invasivo integral, donde la exploración laparoscópica de la vía biliar con colangioscopia flexible, extracción de cálculos y litotricia siempre que se requiera, se realiza en el mismo acto operatorio.
A continuación, destacamos los hitos clave:
- Desde las primeras series de casos y ensayos clínicos.
- Metaanálisis contemporáneos,
- Comparación entre estrategias transcística vs transductal,
- Las nuevas herramientas como el láser holmio, o la energía electrohidráulica y la colangioscopia digital
- La importancia de la formación mediante modelos simulados en cursos especialmente diseñados, que son clave desde nuestro punto de vista para el desarrollo y la implantación de una técnica, que poco a poco tiene más seguidores y una evidencia científica cada vez más sólida.
El desarrollo de la colecistectomía laparoscópica desde 1987 revolucionó el tratamiento de la colelitiasis, mejorando los tiempos operatorios, los resultados, pero planteó el "nuevo dilema" de cómo manejar la coledocolitiasis de manera mínimamente invasiva.
En 1991(5) se publicaron las primeras experiencias de exploración laparoscópica del colédoco. Stoker et al. describieron una técnica laparoscópica con colangioscopio flexible para extraer cálculos y colocar un tubo en T, aplicada exitosamente en 5 pacientes.
Casi simultáneamente, otros grupos exploraron enfoques combinados: Arregui et al.[6] comunican una serie en la que algunos pacientes con coledocolitiasis se trataron mediante ERCP con esfinterotomía seguida de colecistectomía laparoscópica, mientras que en casos de cálculos difíciles (grandes o enclavados) optaron por la exploración transcística laparoscópica usando un colangioscopio flexible de 5 mm y litotricia electrohidráulica (EHL) para fragmentar los cálculos.
En estos primeros artículos se planteaba ya con cierta visión de futuro, que estos métodos mínimos invasivos (endoscópicos o laparoscópicos) "deben considerarse modalidades primarias" para el manejo de la coledocolitiasis en la era de la laparoscopia, anticipando el cambio de paradigma que tardaría algunos años en consolidarse.
En paralelo, a estos primeros casos John Hunter et al.[7] realizó exploraciones transcísticas en una serie de pacientes durante la colecistectomía laparoscópica, extrayendo con éxito cálculos pequeños mediante canastilla bajo fluoroscopia sin necesidad de coledocotomía.
Estas primeras experiencias, demostraron la factibilidad técnica de la ELVB y sentaron las bases para perfeccionar la misma. Sin embargo, a inicios de los 90 el enfoque dominante siguió siendo el de dos tiempos (ERCP pre o postoperatorio)[8],[9],[10] debido a la curva de aprendizaje de ambas técnicas y a la disponibilidad limitada de instrumental laparoscópico avanzado.
Durante las dos décadas siguientes, centros pioneros acumularon experiencia y publicaciones aisladas, mientras las mejoras en óptica, instrumentación (colangioscopios ultrafinos, cestas de Dormia, balones) y energía (EHL, láser) ampliaron el alcance de la ELVB[11].
A finales del siglo XX, ya existían suficientes datos para comenzar a comparar en ensayos clínicos la estrategia laparoscópica versus la endoscópica.
A medida que la técnica mejoraba y se sumaban publicaciones con un ritmo cada vez más alto, la pregunta crítica fue:
¿Es seguro y eficaz resolver la coledocolitiasis durante la colecistectomía laparoscópica, en un solo acto quirúrgico?
Diversos ensayos aleatorizados y metaanálisis han abordado esta cuestión. Una revisión Cochrane[1] de 16 ensayos con 1758 pacientes concluyó que la exploración laparoscópica del colédoco tiene resultados equivalentes en seguridad y eficacia al manejo endoscópico en dos etapas, sin diferencias significativas en mortalidad, morbilidad, tasa de cálculos retenidos ni fracaso del procedimiento.
Aquella revisión ya sugería que la cirugía abierta lograba una mayor tasa de limpieza del conducto que la vía endoscópica, insinuando que un abordaje quirúrgico directo al colédoco podía ser muy eficaz. Sin embargo, la mayoría de los estudios incluidos tenían riesgo de sesgo y se requerían investigaciones de mayor calidad.
Un metaanálisis en JAMA Surgery[12] (Ricci et al., 2018) comparó cuatro estrategias (CPRE preoperatoria + Colecistectomía Laparoscópica (CL), CL + ELBV, CL + CPRE intraoperatoria –rendezvous–, y CL + CPRE postoperatoria).
Sus hallazgos destacaron que las estrategias en un solo tiempo eran altamente efectivas: en particular, la colecistectomía laparoscópica con CPRE intraoperatoria (técnica rendezvous) tuvo la mayor probabilidad de éxito en la extracción de cálculos y el perfil de seguridad más favorable.
La combinación CL+ ELBV también mostró excelentes tasas de aclaramiento y, notablemente, se asoció con menor riesgo de pancreatitis aguda postoperatoria en comparación con las opciones que involucran CPRE.
Por otro lado, la estrategia laparoscópica pura presentaba un ligero aumento en riesgo de fuga biliar, porque en las series analizadas en casi todas se realizaba coledocotomía con distintos tipos de cierre.
En conjunto, la evidencia contemporánea confirmó que tanto la exploración laparoscópica como el rendezvous endoscópico son enfoques válidos y seguros, con ventajas diferenciales (la ELVB evita la esfinterotomía y sus complicaciones, mientras que el rendezvous minimiza cálculos residuales y fuga biliar).
Las guías más recientes reflejan esta evidencia. La EAES publicó en 2022[13] una guía rápida basándose en revisión sistemática con metaanálisis las recomendaciones europeas sugieren ofrecer ELVB por encima de la CPRE (pre, intra o postoperatoria) si el equipo quirúrgico dispone de la experiencia necesaria.
Asimismo, se sugiere preferir la CPRE intraoperatoria (rendezvous) sobre otras estrategias cuando sea logísticamente factible, y reservar la CPRE preoperatoria para entornos sin acceso a ELVB ni rendezvous.
En resumen, en 2025 existe consenso en que la gestión en un solo acto de la coledocolitiasis con vesícula insitu es deseable, ya sea vía laparoscópica pura o combinada con endoscopia, siempre que el recurso humano y tecnológico lo permita.
Esta evolución desde informes aislados en los 90 hasta recomendaciones internacionales ilustra la solidez de la evidencia acumulada a favor de la cirugía laparoscópica de la vía biliar[14]-[22],[23].
En la práctica de la ELVB existen dos vías de acceso principales a la vía biliar principal:
A través del cístico (transcística),
O coledocotomía directa (transductal).
Históricamente, la exploración transductal fue la más utilizada en las primeras series, replicando el abordaje de la cirugía abierta con colocación de tubo en T, para el cierre de dichas coledocotomías.
No obstante, la coledocotomía conlleva pasos adicionales (sutura primaria del colédoco o uso de drenajes en T) y un riesgo ligeramente mayor de complicaciones como fuga biliar y estancias hospitalarias más prolongadas.
Con el avance de la tecnología, el abordaje transcístico ganó terreno por su menor invasividad: evita aperturas del colédoco, minimiza la fuga biliar, disminuye las complicaciones asociadas a coledocotomías, disminuye los tiempos quirúrgicos y suele permitir una recuperación más rápida[7],[24]-[28].
La selección del abordaje por lo general depende de factores anatomo-clínicos. El método transcístico es ideal para cálculos pequeños y de número limitado ubicados en el colédoco distal, con un conducto cístico lo suficientemente amplio y recto que permita la introducción de instrumentos.
Típicamente, se considera la vía transcística cuando el cálculo mide <5–7 mm y el conducto cístico tiene un diámetro y trayecto favorable.
Sin embargo, desafíos técnicos pueden limitar el enfoque transcístico:
- un ángulo muy agudo entre el cístico y el colédoco, un cístico estrecho (<3–4 mm), císticos en paralelo o con implantaciones muy bajas, císticos que entren en la cara posterior de la vía biliar principal o los rarísimos casos en los cuales el cístico tiene una trayectoria ascendente,
- además de incluir cálculos muy grandes o múltiples, que dificultan o impiden la canulación y extracción.
En tales casos ha de valorarse un abordaje transductal siempre que hayan fallado las estrategias tecnológicas como la litotricia electrohidráulica o laser.
En las series tempranas, los cálculos impactados o mayores a ~1 cm a menudo requerían conversión a coledocotomía abierta o laparoscópica[9],[29],[30].
Hoy día, las herramientas de litotricia han ampliado lasindicaciones transcísticas: si el cálculo es demasiado grande para extraerse intacto, se puede fragmentar in situ.
La introducción del láser de holmio[31]-[33] y sondas electrohidráulicas permitió pulverizar cálculos de hasta ≥1 cm mediante el cístico, evitando muchas coledocotomías.
Un ejemplo ilustrativo es la técnica LABEL[34](exploración biliar con láser por laparoendoscopia): usando un colangioscopio fino y una fibra láser, lograron la limpieza total del colédoco en 17 de 18 pacientes donde las técnicas estándar habían fallado, fragmentando cálculos grandes/enclavados transcísticamente en 14 de ellos.
Este abordaje láser "aumentó la factibilidad de la extracción transcística de cálculos grandes" según sus resultados, reduciendo el tiempo operatorio global al evitar conversiones a laparotomía.
En cuanto al abordaje transductal laparoscópico, sus hitos incluyeron el perfeccionamiento de la sutura intracorpórea del colédoco, en este sentido el uso de suturas barbadas de 3/0 y 4/0 han mejorado la seguridad del cierre, así como el uso selectivo de stents o tubos en T, cada vez menos necesarios.
Con la creciente preferencia por la vía transcística, el abordaje transductal queda reservado hoy para situaciones donde la primera no es posible o ha fracasado: por ejemplo, cálculos masivos, estenosis que requieren plastias, o anatomías aberrantes.
Es notable que la práctica esté experimentando un "cambio de enfoque" hacia la transcística. Como señalan Brewer et al.[35], este cambio se refleja incluso en la simulación quirúrgica: "la necesidad de modelos de entrenamiento enfocados en el abordaje transcístico refleja el cambio actual de la práctica desde el abordaje transductal hacia el transcístico".
El progreso de la ELVB está estrechamente vinculado a los avances tecnológicos. La colangioscopia laparoscópica ha pasado de los primeros fibroscopios de 5 mm a modernos colangioscopios digitales ultrafinos de ~3 mm o menos de calibre, mejorando la navegación en conductos císticos de diámetro pequeño y la visualización de cálculos residuales.
Esta miniaturización, sumada a la disponibilidad de vainas de acceso transcístico, tomadas desde la práctica de los urólogos (navegadores ureterales de 10-12 french) permite intubar conductos císticos estrechos que antes no admitían un endoscopio.
Junto a los avances en la óptica, la litotricia láser ha revolucionado el manejo de cálculos difíciles. El láser de holmio (Ho:YAG) puede fragmentar cálculos duros de colesterol o pigmento bajo visión directa, con mínima lesión tisular.
La técnica LABEL (Laser-Assisted Bile Duct Exploration by Laparoendoscopy) publicada en 2017 demostró la eficacia de incorporar el láser: en una serie de pacientes con cálculos coledocianos grandes/enclavados, el uso adyuvante del láser logró limpiar el colédoco transcísticamente en el 94% de los casos, sin complicaciones mayores.
Los autores concluyen que la LABEL es "un método seguro y exitoso para potenciar la ELVB en casos de cálculos grandes o impactados", incrementando la tasa de resolución transcística y reduciendo la duración total de la cirugía, así como las complicaciones.
Otra innovación destacada es el concepto LATEST (Leveraging Access to Technology and Enhanced Surgical Technique), propuesto por Navaratne y Martínez-Isla (2022) para optimizar la ELVB[2].
LATEST se basa en cuatro "pilares" combinando tecnología y técnica:
(1) acceso mejorado con colangioscopios ultrafinos y vainas especiales
(2) litotricia avanzada
(3) maniobras de técnica quirúrgica mejorada
(4) optimización del equipo humano
Tras implementar LATEST en su centro, compararon 244 casos "modernos" vs 237 "pre- LATEST": la tasa de exploración transcística se elevó dramáticamente del 11% al 86% de los casos, reflejando mejoría en las tasas de coledocotomía. Consecuentemente, la tasa de limpieza de cálculos subió al 98,8% (vs 93,7% previamente) y la morbilidad postoperatoria bajó significativamente, al igual que la estancia hospitalaria (mediana 1 día vs 4 días).
Estos resultados validan que la adopción de tecnología de vanguardia combinada con técnicas quirúrgicas refinadas mejora los resultados de la ELVB.
En esencia, LATEST resume la filosofía actual: utilizar todas las herramientas disponibles –imágenes, dispositivos y destreza quirúrgica– para maximizar la posibilidad de extracción laparoscópica exitosa en un solo tiempo.
Cabe mencionar también la importancia de enfoques híbridos e interdisciplinarios.
La integración de equipos endoscópicos en el quirófano permite convertir un intento transcístico fallido en un rendezvous.
Del mismo modo, la eco endoscopia y la colangiografía por resonancia magnética preoperatorias ayudan a planificar la estrategia óptima caso por caso.
En cuanto a dispositivos, se dispone de cestas de Dormia con diseño específico para uso laparoscópico, dilatadores de conducto cístico e incluso colangiografía con contraste de doble modal (fluoroscopia más colangioscopia directa) para asegurar la limpieza ductal completa.
En resumen, la tecnología actual ha convertido en rutinario lo que antes era técnicamente abrumador, facilitando que más cirujanos adquieran competencia en LCBDE y ofreciendo a los pacientes un tratamiento definitivo de su cálculo coledociano sin necesidad de segundas intervenciones.
A pesar de las mejoras técnicas, la curva de aprendizaje de la exploración laparoscópica del colédoco sigue siendo notable. Se estima que se requieren en torno a 60 casos para alcanzar competencia plena en concepto LATEST[2] para optimizar la ELVB (incluyendo abordajes transcístico y transductal) siempre que se cuente con una adecuada formación previa[36].
Lograr esta experiencia puede ser desafiante dado que la incidencia de coledocolitiasis es del 10–15%(1), y no todos los centros o cirujanos generales realizan este procedimiento de rutina. Por ello, la creación de modelos de entrenamiento ha sido crucial para acortar la curva de aprendizaje sin comprometer la seguridad de los pacientes.
El Prof. Alberto Martínez-Isla y colaboradores han liderado el desarrollo de simuladores para ELVB.
En 2014 describieron un sencillo modelo in vitro usando una aorta porcina descongelada con garbanzos en su interior para simular el colédoco con cálculos, permitiendo practicar la colangioscopia, extracción con cestas y colocación de T-tubos.
Reconociendo la evolución hacia el abordaje transcístico, presentaron posteriormente el modelo PARA (Porcine Aorto-Renal Artery)[35] que incorpora no solo la aorta (simulando colédoco) sino también la arteria renal como análoga del conducto cístico, unida a la aorta en un ángulo que reproduce la unión cístico-coledociana humana.
Este ingenioso modelo provee la anatomía completa para practicar la intubación transcística, navegación con el colangioscopio y uso de litotricia intracorpórea cuando esté disponible en el laboratorio de experimentación.
Este modelo enfocado en la vía transcística "ofrece la reproducibilidad necesaria para adquirir experiencia en ELVB transcística" y responde a la necesidad formativa generada por el cambio de práctica hacia ese enfoque, logrando un mejor manejo de la colangioscopia minimizando tanto la curva de aprendizaje del manejo de coledocoscópios y maximizando la reproducibilidad de la técnica.
También se practican en estos modelos la colocación de stents o T-tubos cuando corresponde, así como la sutura laparoscópica del colédoco en caso de coledocotomía.
De esta manera, la formación en ELVB se apoya en tres pilares fundamentales de teoría, simulación y práctica clínica tutorizada.
Programas de entrenamiento específicos, como talleres y en cirugía biliar litiásica avanzada, han emergido para difundir estas destrezas.
Desde hace unos años se realizan anualmente una serie de cursos a nivel nacional, destacando sedes como Salamanca y Toledo, donde se difunde tanto la actualidad divulgativa como las destrezas necesarias para realizar las exploraciones, permitiendo a los alumnos asistentes interaccionar con los expertos y ver casos en directo y simulaciones en salas de experimentación con los modelos PARA ya mencionados y establecidos y el uso de otros modelos para el desarrollo de todas las destrezas necesarias para poder asegurar una técnica sencilla, reproducible y segura para el paciente.
Otro aspecto que desarrollar es la creación de equipos multidisciplinarios, donde participen cirujanos, endoscopistas y radiólogos a modo de comités de patología biliar benigna.
Los mejores resultados se obtienen cuando dichos profesionales y personal de enfermería de quirófano trabajan en conjunto y han ensayado los distintos escenarios de la exploración.
La perspectiva de enfermería también es crucial: instrumentistas entrenados en ELVB y familiarizadas con técnica y material, que sepan anticipar las necesidades de material y colaborar en la ejecución fluida del procedimiento.
Así, la educación no se limita al cirujano principal, sino que engloba a todo el equipo quirúrgico.
En suma, la ELVB ha dejado de ser un procedimiento "electivo" para casos selectos y se ha incorporado al arsenal terapéutico en situaciones críticas, siempre que el equipo tenga la pericia para ejecutarla de manera segura.
La tendencia general tras el análisis de la bibliografía disponible nos lleva hacia una cirugía biliar de "tiempo único" basada en la evidencia.
La evolución de la cirugía laparoscópica biliar para el tratamiento de la coledocolitiasis concurrente se ha convertido en un acto de innovación continua, validación científica e integración multidisciplinaria.
Los avances tecnológicos han eliminado muchas barreras técnicas: la combinación de colangioscopios ultrafinos, litotricia láser o electrohidráulica, instrumentos flexibles y mejor imagen intraoperatoria permiten resolver coledocolitiasis hasta ahora impensables.
Desde los primeros casos en los años 90 hasta las recomendaciones internacionales actuales han transcurrido más de tres décadas de aprendizaje, evolución y avances tecnológicos que nos permiten acceder a una frontera de tratamiento real, reproducible y accesible a casi cualquier medio hospitalario, teniendo mucha más relevancia en hospitales donde los recursos a una endoscopia urgente no son accesibles.
La balanza se inclina cada vez más hacia la adopción de esta estrategia de tiempo único, evitando demoras y complicaciones asociadas a procedimientos múltiples.
Conceptos como LABEL y LATEST ejemplifican cómo el uso inteligente de la tecnología y la optimización de la técnica aumentan las tasas de éxito transcístico, minimizando la necesidad de coledocotomías reduciendo complicaciones asociadas a las mismas.
El énfasis en la formación especializada mediante modelos experimentales validados y al acceso a cursos de formación específica donde se simplifique la docencia y se permita acceso a plataformas formativas estructuradas, está dando sus frutos: las nuevas generaciones de cirujanos pueden alcanzar la competencia en ELVB de forma más eficiente y segura que los pioneros originales, acortando la curva de aprendizaje. Esto se traduce en una diseminación más amplia de la capacidad para ofrecer este tratamiento en distintos hospitales de todos los niveles asistenciales.
En el año 2025, nos encontramos en un punto de convergencia donde la técnica, la tecnología y la formación convergen para hacer realidad el manejo integral de la coledocolitiasis con vesícula insitu en una sola intervención.
La próxima frontera incluye incorporar la inteligencia artificial en la detección de cálculos residuales, la cirugía robótica para una destreza aún mayor en suturas biliares, y la estandarización de protocolos para tomar decisiones óptimas caso por caso apoyado en programas autónomos desarrollados específicamente para esta patología.
Siguiendo el camino trazado por la evidencia y la innovación, la comunidad quirúrgica está más equipada que nunca para brindar a sus pacientes un tratamiento completo de la patología litiásica biliar de forma mínimamente invasiva, en una verdadera cirugía de "tiempo único" segura, efectiva y basada en la evidencia científica.
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