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Cirugía Andaluza | 2025 | Volumen 36 | Numero 4 - Diciembre 2025

Datos de la publicación


Variaciones anatómicas de la Vía Biliar

Anatomical variations of the biliary tract


Resumen

El conocimiento detallado de la anatomía y las variaciones del árbol biliar es esencial para la seguridad en la cirugía de la vesícula y la vía biliar, especialmente en situaciones inflamatorias donde aumenta el riesgo de lesiones intraoperatorias. El sistema biliar se desarrolla a partir del divertículo hepático durante las primeras semanas de gestación y da origen a los conductos biliares intrahepáticos y extrahepáticos. Existen múltiples variaciones anatómicas tanto en la confluencia de los conductos hepáticos como en el trayecto y unión del conducto cístico y en la relación entre los conductos biliar y pancreático. Estas variaciones pueden modificar la estrategia quirúrgica y aumentar la complejidad del procedimiento. La adecuada formación del cirujano, junto con la planificación preoperatoria mediante técnicas de imagen como la colangio-RM, permite anticipar anomalías y reducir complicaciones, optimizando la seguridad durante las exploraciones biliares laparoendoscópicas.

Palabras clave: anatomía biliar, variaciones anatómicas, cirugía hepatobiliar, lesiones biliares.

Abstract

A thorough understanding of the anatomy and anatomical variations of the biliary tree is essential to ensure safety during gallbladder and bile duct surgery, particularly in the presence of acute or chronic inflammation, which increases the risk of intraoperative injury. The biliary system originates from the hepatic diverticulum early in embryonic development and gives rise to both intrahepatic and extrahepatic ducts. Numerous anatomical variants exist in the confluence of the hepatic ducts, the course and insertion of the cystic duct, and the junction between the biliary and pancreatic ducts. These variations may alter surgical planning and increase procedural complexity. Adequate surgical training, combined with preoperative imaging such as MRCP, helps identify anatomical challenges, anticipate risks, and reduce complications, thereby enhancing safety during laparoendoscopic exploration of the biliary tract.

Keywords: biliary anatomy, anatomical variations, hepatobiliary surgery, biliary lesions.



Introducción

El dominio exhaustivo de la anatomía y las variantes del árbol biliar es un factor crítico en el manejo quirúrgico de la colelitiasis y otras patologías biliares. Si bien las intervenciones quirúrgicas de la vesícula y la vía biliar principal (VBP) se caracterizan generalmente por un perfil de bajo riesgo de complicaciones y una estancia hospitalaria corta, la presencia de anomalías o variaciones anatómicas, descritas por diversos autores, constituye un factor predisponente para el desarrollo de lesiones intraoperatorias (tanto advertidas como inadvertidas). El riesgo de estas lesiones se magnifica en el contexto de procesos inflamatorios agudos o crónicos, particularmente durante cirugías de urgencia.

Embriología

El primer indicio del árbol biliar es el divertículo hepático, el cual comienza como un engrosamiento de la pared ventral del extremo caudal del intestino anterior primitivo, a principios de la cuarta semana de vida intrauterina en el desarrollo del embrión humano. Este divertículo está compuesto de los esbozos craneal y caudal. El esbozo craneal da origen al hígado y los conductos biliares extrahepáticos, mientras que la vesícula biliar, el conducto cístico, el conducto biliar común y el páncreas ventral derecho e izquierdo se originan del esbozo caudal. Los elementos del árbol biliar son reconocibles en la quinta semana de vida. El desarrollo del conducto biliar intrahepático comienza su desarrollo entre la quinta y novena semana de gestación y termina de desarrollarse en la décima semana[1],[2].

Anatomía biliar

El árbol biliar es una compleja red de conductos revestidos por colangiocitos, a través de los cuales la bilis fluye y se vacía en última instancia en el duodeno. Los conductos biliares, tanto intrahepáticos como extrahepáticos, varían en diámetro y reciben diferentes nombres según su tamaño y proximidad.

Conductillos biliares: Son los conductos más pequeños y proximales con un diámetro luminal de < 15 μm y emergen de los canales de Hering (zona de transición revestida tanto por hepatocitos como por colangiocitos), dando origen al árbol biliar intrahepático.

Conductos interlobulares (15 a 100 μm de diámetro luminal).

Conductos septales (100-300 μm de diámetro luminal).

Conductos del área:Son considerados como los primeros conductos de gran calibre con un diámetro luminal de 300-400 μm.

Conductos segmentarios (400-800 μm de diámetro luminal).

Conductos hepáticos: Estos conductos dan comienzo al árbol biliar extrahepático. Se dividen en conductos derecho e izquierdo, tienen un diámetro luminal de >800 μm y se fusionan en el hilio del hígado para formar el conducto hepático común.

Existen dos conductos hepáticos derechos (anterior y posterior), y su confluencia o apertura en el conducto hepático izquierdo (formado por la unión de ramas lateral y medial) proporciona múltiples tipos de variaciones anatómicas de la vía biliar[3].

Variantes anatómicas de la vía biliar principal

Figura 1

Fuente: Blumgart´s: Surgery of the liver, biliary tract, and pancreas. 6º Edition. Philadelphia 2017.

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Tipo A: Considerada confluencia típica por encontrarse en la mayoría de los casos.

Tipo B:Confluencia triple. Uniéndose el conducto izquierdo con el conducto hepático derecho anterior y posterior, sin haber formado previamente un conducto hepático derecho.

Tipo C1: Conducto hepático anterior derecho drena directo al conducto hepático común.

Tipo C2: Conducto hepático posterior derecho drena directo al conducto hepático común.

Tipo D1: Conducto hepático posterior derecho drena directo al conducto hepático izquierdo.

Tipo D2: Conducto hepático anterior derecho drena directo al conducto hepático izquierdo.

Tipo E: Ausencia de confluencia. No se forma conducto hepático derecho ni izquierdo.

Tipo F: Conducto hepático posterior derecho drena directamente al conducto cístico.

Variantes anatómicas del conducto cístico

Figura 2

Fuente: Adkins, R.B. Embriology, anatomy and surgical aplications of the extrahepatic biliary system. Surgical clinics of North America 2000.

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Tipo A: Cístico unido por el borde lateral al tercio medio del hepático común, 75%.

Tipo B: Cístico largo y en espiral, uniéndose al borde medial del hepático común, 5 – 8%.

Tipo C: Cístico largo y espiral, uniéndose al conducto hepático común anterior o medialmente, sobre el tercio distal, < 1%.

Tipo D: Cístico que discurre paralelamente al hepático común uniéndose con poca angulación a éste en el tercio distal (implantación Baja), 17 – 22%[4].

Variantes anatómicas de la unión del conducto biliar y pancreático

Figura 3

Fuente: Vivar M.R: Endoscopia biliopancreática una visión interamericana. Santiago de Chile 2023.

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Tipo A: El conducto biliar común se encuentra con el conducto pancreático principal (o conducto de Wirsung) a nivel de la papila mayor y su confluencia corresponde a la ampolla de Vater (ampolla hepatopancreática) que está rodeada por tres grupos de fibras circulares de músculo conocidos como esfínter de Oddi.

Tipo B: Confluencia intrapancreática, prepapilar.

Tipo C: Los conductos pancreático y biliar están separados por un septo que continúa hasta la punta de la papila.

Tipo D: El sistema de conductos pancreáticos consta del conducto pancreático principal y un conducto pancreático accesorio (conducto de Santorini o conducto accesorio) En la mayoría de los casos (60%), el conducto pancreático principal desemboca en la ampolla de Vater y el conducto pancreático accesorio desemboca en el duodeno a través de la papila menor o accesoria. El conducto biliar desemboca paralelo, en la papila[5].

Conclusiones

La consecución de la máxima seguridad quirúrgica en las exploraciones laparo-endoscópicas de las vías biliares depende de una sinergia entre la formación y experiencia del equipo quirúrgico. La experticia del cirujano en la anatomía biliar, sus variaciones y los desafíos que representan los procesos inflamatorios agudos o crónicos es fundamental para anticipar riesgos y prevenir lesiones intraoperatorias advertidas e inadvertidas.

Por su parte, una planificación preoperatoria, apoyada en técnicas de imagen como la colangioRM, facilita la comprensión y ayuda a precisar las relaciones anatómicas complejas y de posibles anomalías, permitiendo una estrategia quirúrgica adaptada a cada paciente y minimizando así la incertidumbre en el quirófano, con el objetivo de reducir de complicaciones.

Bibliografía

1 

Abou-Khalil JE, Bertens KA. Embryology, Anatomy, and Imaging of the Biliary Tree. Surg Clin North Am. 2019 Apr;99(2):163-174. doi: 10.1016/j.suc.2018.12.005. PMID: 30846027.

2 

Keplinger KM, Bloomston M. Anatomy and embryology of the biliary tract. Surg Clin North Am. 2014 Apr;94(2):203-17. doi: 10.1016/j.suc.2014.01.001. Epub 2014 Feb 20. PMID: 24679417.

3 

Adkins, R. B., Chapman, W. C., & Reddy, V. S. (2000). EMBRYOLOGY, ANATOMY, AND SURGICAL APPLICATIONS OF THE EXTRAHEPATIC BILIARY SYSTEM. Surgical Clinics of North America, 80(1), 363–379.

4 

Mansilla Vivar R. Endoscopia biliopancreática una visión interamericana. Santiago de Chile. 2023. ISBN: 978-956-7936-60-1.

5 

Grimes N, Mark D, McKie L, Scoffield J, Kirk G, Taylor M, Diamond T. Anomalous biliary and vascular anatomy-Potential pitfalls during cholecystectomy. Clin Anat. 2017 Nov;30(8):1103-1106. doi: 10.1002/ca.22895. Epub 2017 May 22. PMID: 28470709.