IntroductioN
Descrito por primera vez en 1979, el mesotelioma peritoneal multiquístico es una patología rara (0,15:100.000) de comportamiento benigno que se origina en el peritoneo abdominal, especialmente en las superficies de las vísceras pélvicas. Predomina en mujeres en edad reproductiva. Suele presentarse como dolor abdominal inespecífico. Presentamos el caso de una paciente que consulta por dolor abdominal y sensación de ocupación siendo diagnosticada de tumoración intra-abdominal de probable origen ginecológico. El estudio anatomopatológico reveló un mesotelioma benigno multiquístico.
Caso Clínico
Mujer de 62 años que consulta por dolor abdominal y sensación de ocupación de semanas de evolución. Se realizó tomografía abdomino-pélvica, observándose voluminosa tumoración pélvica que ocupa casi toda la cavidad abdominal (156x215x210mm), lobulada y quística que desplaza asas intestinales; sugestivo de tumor anexial derecho, sospechoso de malignidad (Figura 1-A). Se realizó laparotomía exploradora, confirmándose lesión ocupante de espacio mucinosa y quística (>25cm), septada y firmemente adherida al ángulo esplénico del colon, sin relación anexial. Se realizó colectomía subtotal en bloque (Figura 1-B) con anastomosis ileocólica, histerectomía, anexectomía y salguingectomía bilateral. Postoperatorio favorable, egresó del hospital al décimo día. El estudio anatomopatológico reveló mesotelioma multiquístico benigno, no dependiente de colon, márgenes libres y ganglios negativos. Se decidió seguimiento por Comité Multidisciplinar, no evidenciándose recidiva local remota a los 6 meses.
Discusión
El reconocimiento preoperatorio de esta rara condición es muy importante, especialmente cuando nos encontramos con pacientes mujeres con antecedentes de enfermedad ginecológica, cirugía abdominal o peritonitis. Los estudios de imagen y las pruebas bioquímicas adecuadas pueden ayudar a detectar la existencia de una masa pélvica, sin embargo, el diagnóstico final suele depender de la inmunohistoquímica y microscopía electrónica llegando al diagnóstico definitivo una vez realizada la exéresis quirúrgica. Hasta la fecha, dado que no existe un tratamiento estándar, se recomienda la escisión completa: desde resecciones mínimamente invasivas con preservación uterina y ovárica (mujeres jóvenes con enfermedad limitada) hasta citorreducciones agresivas asociadas a HIPEC (enfermedad extensa). Tiene una alta tasa de recurrencia local[1],[2],[3].
Un adecuado conocimiento etiopatogénico nos ayudará a comprender el comportamiento de la enfermedad, formular un tratamiento adecuado y establecer programas de vigilancia y seguimiento a largo plazo.