Cuerpo
El especialista en Microbiología Clínica, ha utilizado una metodología tradicional hasta principios del siglo XX. En los últimos veinticinco años han aparecido nuevas técnicas y, sobre todo, procesos de automatización a los que se ha adaptado. Además, sufre una presión continua para realizar nuevas técnicas que mejoren la sensibilidad y especificidad de las anteriores, acorten el tiempo de respuesta y permitan el diagnóstico de nuevas infecciones emergentes como, por ejemplo, el SARS CoV 2.
Las infecciones intraabdominales por su frecuencia, implican un aumento de la hospitalización y un incremento del gasto sanitario. Estas infecciones, se producen casi siempre por perforación o inflamación de la pared intestinal a expensas de la microbiota autóctona, por vía hematógena, por inoculación o por extensión de procesos de la proximidad.
Desde el punto de vista clínico, las infecciones intraabdominales no complicadas son aquellas en las que el proceso infeccioso se limita al órgano o tejido de origen, y en las complicadas, la infección se extiende y afecta al peritoneo, produciendo peritonitis difusas o procesos localizados.
La microbiota digestiva, es cambiante y diversa en relación con procesos extrínsecos como la edad, dieta, ambiente, ingestión de antimicrobianos o tratamiento antineoplásico, e intrínsecos como son las características genéticas y fisiológicas. Hoy día se sabe que, en el momento del nacimiento, el ser humano ya posee su propia microbiota, que se estabiliza en los dos primeros años de vida.
La distribución de ésta, varía también a lo largo del tracto gastrointestinal, siendo muy escasa en el estómago e incrementándose progresivamente a medida que avanzamos en el intestino y disminuye la acidez, alcanzando valores de 1011-1012 UFC/g de heces, siendo principalmente microbiota anaerobia.
El diagnóstico etiológico de una infección intraabdominal, requiere de una buena comunicación entre el cirujano y el microbiólogo debido a que se trata de muestras muy importantes, difíciles de obtener, con riesgo y molestias para el paciente y, en ocasiones, insustituibles.
La recogida de la muestra, se debe realizar en condiciones de asepsia, evitando la contaminación con la microbiota comensal y ambiental y, a ser posible, antes de iniciar el tratamiento antibiótico. Debe ser transportada en contenedores estériles con cierre hermético, en condiciones óptimas de humedad o en viales con atmósfera aerobia y anaerobia. No está recomendado en ningún caso el uso de torundas.
Una vez tomada, debe ser trasladada inmediatamente al Laboratorio. La cantidad de la muestra es muy importante, puesto que de ella depende el tiempo de viabilidad de los microorganismos anaerobios, variando entre 10 minutos (1 ml) hasta 2>3 horas (2 ml.) En viales de transporte, el tiempo se prolonga de 8 a 24 horas. Las muestras deben se refrigeradas o mantenidas a temperatura ambiente, nunca congeladas.
Los tipos de muestra que se pueden utilizar son: líquido peritoneal en caso de peritonitis primarias y secundarias, bilis, exudados purulentos y abscesos. Se obtendrán por paracentesis, procedimientos quirúrgicos, cirugía abierta o laparoscópica.
Tabla 1
Tabla 2
El procesamiento microbiológico, consistirá en la realización de un Gram intraoperatorio, que es una técnica rápida, orientativa y parcial que evalúa si existen distintos tipos de microrganismos, elementos fúngicos y la presencia o no de leucocitos PMN, y que se informará directamente al cirujano. A la vez, se siembra en condiciones de aero y anaerobiosis. Tras 24 horas, se emitirá un informe preliminar que puede coincidir o no con lo observado en el Gram y, a las 48 horas, observaremos el crecimiento de los microorganismos anaerobios que tendremos que tipificar. En el caso de hongos y micobacterias, se usarán los medios específicos de siembra para ellos. Y en todos los casos, se realizará un antibiograma para medir la sensibilidad antibiótica y elegir de forma más específica el tratamiento.
Podemos concluir que la colaboración del cirujano con el microbiólogo clínico, mejora el diagnóstico y el tratamiento del paciente infectado. El microbiólogo clínico da informes preliminares con los datos más urgentes de lo observado en un contexto clínico determinado. Todo esto, se completa en un informe final mas exhaustivo y detallado que por su complejidad tardará varios días.