Introducción
La endosalpingiosis apendicular es una patología benigna muy rara con origen embriológico, existiendo tan sólo 10 casos publicados en la literatura médica revisada[1].
Ésta entidad consiste en la presencia de estructuras glandulares revestidas por epitelio cúbico ciliado sin atipia y sin estroma endometrial sobre la superficie de órganos intrabdominales, en nuestro caso presentado sobre apéndice cecal. El diagnóstico habitualmente casual tras apendicectomía por cuadro compatible con proceso apendicular agudo.
Caso Clínico
Presentamos el caso clínico de una paciente, mujer de 39 años sin antecedentes personales ni quirúrgicos de interés. Acude al servicio de urgencias por dolor abdominal difuso de 5 días de evolución, progresivo sin ceder con analgesia habitual, con posterior localización del dolor a nivel de fosa ilíaca derecha (FID) y acompañado de náuseas sin vómitos. En la exploración destaca abdomen blando, depresible, doloroso en FID y signo de Blumberg positivo. Analíticamente presenta Proteína C Reactiva (PCR) de 58,3 mg/L, fibrinógeno 632 mg/dl, leucocitos 9370 x 10³/µl y 73% de neutrófilos. Se solicita ecografía de abdomen como prueba complementaria con hallazgos compatibles con apendicitis aguda y pequeña cantidad de líquido libre entre asas.
Ante los datos clínicos, analíticos y de imagen, se decide apendicectomía con abordaje mediante incisión de McBurney, encontrando apendicitis aguda flemonosa con escasa cantidad de líquido libre seroso en pelvis. El postoperatorio cursa sin incidencias, siendo dada de alta al segundo día.
El informe histológico describe en subserosa de punta apendicular varias estructuras glandulares revestidas de epitelio cúbico ciliado sin atipia y sin estroma endometrial, diagnosticando de endosalpingiosis apendicular.
Discusión
La endosalpingiosis es una patología ginecológica que se define como la presencia de epitelio tubárico ciliado glandular en localización ectópica a las trompas de Falopio. La primera descripción de esta entidad corresponde a Sampson en 1930, el cual evidencia en pacientes con salpinguectomía previa el crecimiento epitelial cúbico ciliado en cavidad abdominal[2]. En 1990, Cajigas et al. realizan la primera publicación de endosalpingiosis en apéndice cecal como hallazgo histológico casual tras apendicectomía durante una laparotomía exploradora por salpingitis[3]. La endosalpingiosis junto a la endometriosis y endocervicosis conforman la triada clásica de lesiones no neoplásicas del sistema mulleriano.
Su etiología aún no está bien definida. Existen varias teorías para explicar su desarrollo: la teoría iatrogénica con disemincación durante cirugía previa, la teoría metaplásica de células celómicas pluripotenciales y la teoría de mulleraniosis[4].
La endosalpingiosis presenta pico de mayor incidencia entre la 3ª y 4ª década. No existen estudios que determinen una clínica típica, puede ser asintomática o cursar con dolor abdominal pélvico cíclico, inflamación pélvica crónica, infertilidad y trastornos menstruales, describiéndose una incidencia del 7% de las pacientes que se intervienen mediante laparoscopia por esta sintomatología [1],[5],[6]. A pesar de esta frecuencia descrita, raramente afecta al apéndice cecal pudiendo ser confundida preoperatoriamente por pruebas complementarias con apendicitis aguda o tumor apendicular.
El diagnóstico habitualmente es incidental tras cirugía, siendo de forma preoperatoria muy complejo por su escasa frecuencia y por ser una entidad poco estudiada. El diagnóstico definitivo es anatomopatológico identificando estructuras glandulares revestidas por células cuboideas ciliadas sin estroma acompañante, como en nuestro caso. La ausencia de estroma es la diferencia fundamental con la endometriosis. La localización habitual de los focos de endosalpingiosis es a nivel peritoneo pélvico, superficie de ovarios, útero o trompas de Falopio. No obstante, se han descrito casos en vejiga, colon simulando neoplasia, apéndice vermiforme, piel, ganglios linfáticos y bazo[7]-[10].
El tratamiento es la apendicectomía, por varios motivos: descartamos ante el cuadro clínico un posible diagnóstico diferencial, porque hasta el 16% de los apéndices cecales macroscópicamente sin alteraciones presentan cambios inflamatorios a nivel histológico, y porque aunque es una patología benigna existen 3 casos descritos de transformación maligna de endosalpingiosis[11]-[13].
El pronóstico es bueno siempre que no haya malignizado.