Introducción
Las masas quísticas ováricas incluyen un amplio espectro de neoplasias tanto de carácter maligno como benigno.
Muchas de estas lesiones ováricas son detectadas incidentalmente, para lo cual las diferentes técnicas de imagen juegan un papel crucial a la hora del análisis morfológico y la caracterización precisa de las mismas que permitan evitar la intervención quirúrgica en el caso de lesiones benignas o la posibilidad de preservación de parénquima ovárico para favorecer la fertilidad.
Presentamos el caso de una gran lesión quística de origen ovárico que ocupa la práctica totalidad del abdomen, en una paciente de 14 años de edad con diagnóstico final anatomopatológico de cistadenofibroma de tipo seroso tras la intervención quirúrgica.
Este subtipo de tumor epitelial es infrecuente y poco conocido, por lo que exponemos sus diferencias radiológicas e histológicas con respecto al cistadenoma ovárico, si bien no siempre es posible diferenciarlos de forma preoperatoria.
Caso clínico
Paciente de 14 años de edad que acudió por dolor abdominal de 3 semanas de evolución asociado a distensión progresiva. No ha presentado menarquia.
En el examen físico se evidenció abdomen distendido en hipogastrio, donde se objetiva tumoración blanda a la palpación, de localización central y mate a la percusión.
Los parámetros analíticos de hemograma y bioquímica se encontraban en rango de normalidad.
Inicialmente, se realizó una ecografía abdominal (Figura 1)en la que se evidenció una voluminosa lesión quística en hipogastrio, de pared fina, sin evidencia de septos ni nódulos sólidos en su interior, si bien mediante esta exploración no se pudo evidenciar su dependencia orgánica, por lo que se completó mediante una tomografía computarizada (TC) con contraste intravenoso en la que se confirmó este hallazgo (Figura 2), de dependencia ovárica, quedando mejor definida su extensión y relaciones anatómicas, sin evidencia de proyecciones papilares, nódulos sólidos ni engrosamiento septal que sugieran malignidad, por lo que el diagnóstico inicial fue de cistadenoma seroso ovárico.
Debido a su gran tamaño, se decidió tratamiento quirúrgico con extirpación de la lesión. En el análisis histológico realizado ulteriormente, el diagnóstico definitivo fue de cistadenofibroma seroso ovárico.
Discusión
Las masas quísticas ováricas incluyen un amplio espectro de neoplasias tanto de carácter benigno como maligno, así como limítrofes y de alto grado. Dichas masas suponen un gran desafío diagnóstico, especialmente porque las masas anexiales benignas superan en gran medida a las malignas[1],[2].
La determinación de un grado de sospecha de malignidad es crítica y se basa en gran medida en la apariencia en las diferentes técnicas de imagen[1]. Éstas juegan un papel crucial tanto en el análisis morfológico como a la hora de caracterización y planificación previa al tratamiento quirúrgico. El diagnóstico de malignidad ovárica en una etapa temprana se correlaciona con mejor pronóstico[2].
Los tumores de estirpe epitelial, según el tipo celular se clasifican en diferentes categorías, siendo los subtipos más frecuentes los tumores serosos y mucinosos[2],[3].
El cistoadenofibroma ovárico es un subtipo de tumor epitelial de superficie, normalmente benigno e infrecuente, en el que el estroma fibroso es el componente dominante además del revestimiento epitelial[3]. El diagnóstico preoperatorio preciso puede contribuir a evitar la intervención quirúrgica[2].
Aproximadamente la mitad de los cistoadenofibromas son puramente quísticos mientras que la otra mitad son masas quísticas complejas con componente sólido y/o engrosamiento de septos que simulan lesiones malignas. Los hallazgos por imagen del cistoadenofibroma puramente quístico son similares al cistadenoma, como ocurre en nuestro caso, por lo que el diagnóstico diferencial prequirúrgico es extremadamente difícil, sin embargo, microscópicamente tiene pequeños focos de estroma fibroso[2].
En resonancia magnética (RM) generalmente muestra alta intensidad de señal homogénea en secuencias potenciadas T2 y baja intensidad de señal en secuencias potenciadas en T1, sin realce significativo tras la administración de contraste[2],[4].