Introdcucción
Los abscesos glúteos constituyen una de las patologías más frecuentes en la práctica quirúrgica diaria, sin embargo, en ocasiones pueden tratarse de la manifestación de patologías subyacentes o como la forma de presentación de enfermedades tropicales. La miasis por Dermatobia hominis es infrecuente en nuestro medio, sin embargo, debido al incremento del turismo a climas tropicales, se debe tener una alta sospecha diagnóstica de esta patología ante abscesos de evolución tórpida y antecedentes de viajes a zonas endémicas.
Caso clínico
Se presenta una mujer de 54 años con antecedentes de un viaje turístico por México hace dos meses, que consulta por una tumoración glútea dolorosa que ha aumentado progresivamente de tamaño asociada a prurito y febrícula. Fue tratada inicialmente mediante antibioterapia tópica con mupirocina y con cloxacilina oral durante dos semanas, y ante la escasa respuesta, se pautó nueva antibioterapia con amoxicilina/clavulánico 875/125 mg/8 horas durante una semana, sin presentar mejoría.
Acudió a Urgencias dada la mala evolución de la lesión, observándose una tumoración nodular de 4 cm a nivel del pliegue interglúteo, eritematosa, hiperémica, dolorosa a la palpación, y con drenaje de material seropurulento a través de un pequeño forúnculo central. Analíticamente presenta 4,52 x 10x3/μL leucocitos, con Neutrofilia del 40,9% y una proteína C reactiva de 1,9 mg/dL.
Ante la sospecha de un absceso glúteo, se realizó incisión y drenaje con anestesia local, obteniéndose moderada cantidad de material purulento, y extrayéndose de forma completa una larva inerte de 2 cm, blanquecina con espiculaciones en su cuerpo que presentaba así mismo dos ganchos bucales desarrollados (Figuras 1 y 2). Al constituir un absceso poco usual, se decidió descartar mediante ecografía la presencia de más larvas, no encontrándose hallazgos patológicos.
La paciente fue dada de alta a domicilio el mismo día, con curas y seguimiento por parte de su médico de Atención Primaria, sin alteraciones en los controles posteriores.
Discusión
Una de las especies responsables de la formación de abscesos cutáneos y miasis es Dermatobia hominis, una mosca que se localiza en zonas de humedad y temperatura elevada de regiones tropicales en Sudamérica, como son México y Chile[1],[2].
Los huevos de esta mosca son transportados por dípteros y ácaros, depositándolos en el abdomen de los mosquitos, que actúan de intermediarios al picar al humano o al ganado. Una vez depositada, la larva eclosiona debido al calor corporal, penetrando por la piel hasta profundizar hasta el tejido celular subcutáneo. Allí permanece hasta la fase de adulta (entre cinco y doce semanas) para finalmente tras madurar la larva sale del huésped, cayendo al suelo, donde se convertirá en pupa y finalmente en mosca, terminando su ciclo[2].
Su diagnóstico es gracias a la anamnesis, siendo fundamental el antecedente de viaje a zona tropical. La exploración en las semanas iniciales, complementa la anamnesis, pero en estadios evolucionados, la exploración puede estar dificultada por la presencia de material purulento y no observarse el forúnculo de entrada. En general, las lesiones son únicas y cada lesión presenta una sola larva. Tienen aspecto nodular y presentan episodios de dolor y prurito si la larva migra[3],[4].
Las pruebas complementarias más frecuentemente usadas son la analítica sanguínea, que raramente presenta alteraciones relevantes y la ecografía. El tratamiento fundamental consiste en la extracción de la larva, bien mediante la obturación del orificio de entrada en la piel, produciendo la salida espontanea de la larva, o bien mediante la extracción quirúrgica, ya que su corona de espiráculos dificulta su extracción por presión[5]. En nuestro caso, debido a que se consideró como un absceso glúteo, sin sopesarse la opción de que fuera secundario a una miasis, se realizó directamente el abordaje quirúrgico, si bien debido al tiempo transcurrido entre la inoculación inicial y el drenaje, la larva posiblemente no se encontrase viva, por lo que su salida espontánea no habría sido factible.
La miasis por Dermatobia hominis es infrecuente en nuestro medio, sin embargo, debido al incremento del turismo a climas tropicales, se debe tener una alta sospecha diagnóstica de esta patología ante abscesos de evolución tórpida y antecedentes de viajes a zonas endémicas, siendo necesaria una correcta anamnesis[6], y variando su tratamiento desde la obturación del forúnculo inicial, hasta su extracción quirúrgica, presentando la antibioterapia un papel muy limitado en su resolución. En nuestro caso, la paciente presentó varios ciclos de antibioterapia, enmascarando el cuadro inicial y llegando a tratar de forma quirúrgica una de las complicaciones de la miasis, el absceso cutáneo.