Introducción
Las hernias perineales secundarias son una complicación rara tras las resecciones abdominoperineales extensas que producen defectos amplios en el suelo pélvico[1]. Estas hernias son infrecuentes y la literatura sólo recoge pequeñas series de casos o casos clínicos. Normalmente estas hernias son asintomáticas, aunque cuando producen síntomas los más frecuentes incluyen molestias a este nivel, dolor, síntomas miccionales e incluso obstrucción intestinal[2].
Cuando se produce la incarceración del contenido intestinal dentro de la hernia la intervención urgente es mandatoria[3].
En los pacientes sintomáticos está indicada la reparación programada, ya sea mediante abordaje abdominal, perineal o combinado, empleando si es preciso prótesis o colgajos miocutaneos[4].
Caso clínico
Presentamos el caso de un paciente de 81 años, que consulta por presentar dolor perineal y tumoración a ese nivel tras una amputación abominoperineal cuatro años antes. El vídeo ilustra la técnica empleada, consistente en un abordaje perineal, reduciendo la hernia y reparando el suelo pélvico con una malla de polipropileno. Tras un año de seguimiento en consultas el paciente se mantiene asintomático y sin signos de recurrencia.
Discusión
No existe consenso en la literatura sobre la técnica óptima para la reparación de hernias perineales, aunque numerosas técnicas tanto abiertas como laparoscópicas se han descrito[5], [6].
Cuando la cirugía está indicada, la vía de acceso puede ser perineal o abdominal, según algunos autores, el abordaje perineal ofrece buenos resultados en la mayoría de los pacientes y el abdominal se debe reservar para hernias recidivantes o cuando es necesario revisar el contenido abdominal o pelviano[7], aunque esta tendencia está cambiando con la aparición de las técnicas mínimamente invasivas.
El cierre del defecto herniario mediante sutura primaria es una opción aceptada, aunque la tasa de recidiva en estos casos no es desdeñable debido a la mala calidad tisular de estos pacientes sometidos en su mayoría a radioterapia, entre otras comorbilidades asociadas. Dentro de las técnicas protésicas se han empleado prótesis biológicas, compuestas y sintéticas, a pesar de ello no se ha determinado cual es el gold standard[6]. Otras técnicas descritas incluyen el uso de colgajos musculares, como la rotación del músculo gracilis. La tasa de recurrencia de estos abordajes es difícil determinar ya que los datos publicados en la literatura hacen referencia en su mayoría a casos clínicos.
Actualmente parece que la reparación anatómica es la ideal en los casos donde es posible. En casos donde existen defectos amplios o alto riesgo de recidiva se aboga por la colocación de una prótesis. A pesar de que las mallas biológicas estuvieron en auge, no se ha demostrado que su empleo sea superior a otras prótesis como las de polipropileno, estando actualmente en desuso.
El abordaje perineal con malla de polipropileno puede ser una opción técnica factible en la reparación de defectos perineales en pacientes pluripatológicos donde es preferible no realizar un abordaje abdominal por la morbimortalidad asociada.