CITA ESTE TRABAJO
Capitán Vallvey JM, Madero Morales MA, Ruiz García VM, Capitán del Río I. Hernioplastia inguinal de Lichtenstein. Cir Andal. 2018;29(2):166-167
Introducción
En 1987 Irving L. Lichtenstein, cirujano del Cedars-Sinaí de Los Ángeles (California) publica su experiencia en 6.321 casos de cirugía de la hernia inguinal[1], mediante el empleo de mallas de polipropileno, frente a las técnicas anatómicas autoplásticas clásicas (Bassini, Nyhus, McVay, Shouldice).
Argumentando que la zona débil causa de la aparición herniaria radica en el triángulo de Hesselbach, únicamente cubierto por la fascia transversalis y, por tanto que la cirugía basada en la sutura de estructuras que se encuentran en planos diferentes causará tensión en las mismas, abrió una nueva era en la cirugía herniaria propugnando la hernioplastia sin tensión utilizando materiales protésicos.
Hasta ahora se ha considerado el procedimiento de elección para tratar las hernias inguinales del adulto[2].
Una vez disecado el saco herniario, este no se reseca, reintroduciendo el saco por el orificio inguinal profundo. En la actualidad se suelen utilizar mallas preformadas, diseñadas con dos bandas y un orificio para el paso del cordón espermático. El borde inferior de la malla se fija mediante sutura continua al ligamento inguinal hasta el plano del orificio inguinal profundo.Los dos bordes interiores de ambas bandas se suturan entre sí y el ligamento inguinal. El borde superior de la malla se fija con varios puntos al tendón conjunto. Actualmente las suturas se sustituyen con frecuencia por adhesivos tisulares[3].
Tras análisis de la literatura queremos recalcar una revisión Cochrane donde se encontraron veinte estudios que comparan la reparación con malla y sin malla, y dos estudios que comparan la malla plana con el tapón y malla. En trece estudios se volvieron a analizar los datos proporcionados por el autor del estudio, se recibieron resultados adicionales para cuatro estudios por parte del autor del estudio y en cinco estudios sólo se utilizó información publicada[4], [5].
Hubo pruebas válidas de menor recurrencia de hernia después de la reparación con malla que después de la reparación sin malla. Hubo una indicación de que las personas tuvieron menos dolor persistente después de la reparación con malla pero los resultados sólo estuvieron disponibles para nueve de los veinte ensayos. Los métodos abiertos con malla se realizaron más rápido que los procedimientos Shouldice, pero tardaron menos que otros tipos de reparación sin malla. No se encontraron diferencias claras entre los métodos con malla y sin malla para las complicaciones quirúrgicas y el entumecimiento persistente. En general, las personas tuvieron estancias hospitalarias más cortas y regresaron a su actividad normal más rápido después de la reparación con malla, pero este patrón no se observó en todos los estudios.
El empleo propugnado de anestesia local mediante infiltración por planos[4], considera una excelente opción para este tipo de intervención y sobre todo en régimen de CMA.